MSC. Yaosca Eugarrios Calderón
Directora Unidad Especializada de Atención a Víctimas
“Un niño se paseaba por la playa. La marea había arrojado a la arena cientos y cientos de estrellas
de mar que bajo los rayos del sol empezaban a morir. El niño recogía una tras otra y las tiraba hacia las olas. Un hombre pasó y le preguntó lo que hacía. El pequeño explicó que las devolvía al mar para que no murieran. El hombre sonrió burlón y dijo: ¿No te das cuenta que son cientos de cientos?
El niño alzó una estrella, la miró con ternura y mientras la lanzaba a las olas salvadoras respondió.
No podré atender a todas pero para ésta ya su suerte ha cambiado.” Susana Galdos Silva. Prevención del abuso sexual infantil.”
Hoy en día vivimos tiempos tan violentos y estresados, apurados y a pesar que existe mayor acceso a la información con las redes sociales, nuestra niñez y adolescencia sigue siendo víctima de los delitos sexuales.
Por eso, tenemos que hacer un alto y reflexionar como padres, qué nos está haciendo falta para prevenir este flagelo que deja serias consecuencias en la vida de los niños, niñas y adolescentes. La violencia sexual se ha convertido en un problema de carácter mundial y es una transgresión a los derechos fundamentales del ser humano, además es una de las formas de maltrato más traumática en los niños con repercusiones a corto y largo plazo, para la víctima, su familia y la sociedad. Por lo general esto ocurre en el seno de la familia, escuela y entorno, por ello, debemos tener una buena comunicación con nuestros hijos e hijas y tomar medidas que ayudan a prevenir cualquier forma de violencia sexual
El abuso sexual parte desde miradas, palabras, mostrar láminas, tocar o pedir ser tocado, caricias en el cuerpo o en los genitales, hasta la penetración. El abusador necesita de privacidad y del silencio de su víctima. Por lo tanto, buscará la ocasión de estar solo y se asegurará que ella no va a contar lo ocurrido a nadie.
Dado que la mayoría de abusos sexuales se producen en el hogar y por conocidos, es lógico que el abusador haya «estudiado» cuándo y cómo puede estar a solas con el niño o niña. Posiblemente conoce lo suficiente a la familia para saber cómo acercarse, y a su vez, qué hacer para que el niño o niña no se atreva a contar lo ocurrido.
Por ejemplo, si son familias muy autoritarias, en las que los hijos e hijas tienen temor al padre, el abusador amenazará con que «Si cuentas ya sabes cómo se va a poner tu papá, va a estallar en cólera y te va a castigar». Si es una madre que constantemente se queja de sufrimiento y enfermedad, posiblemente le dirá a su víctima que no debe decir nada a su madre «porque tú vas a ser la culpable si tu mamá empeora o se muere».
En otros casos, trata de culpar a la víctima diciéndole que si no gritó o corrió, eso significa que le agradó o que aceptó. «¿Por qué no pediste ayuda?, en el fondo es porque tú también querías».
Es importante, señalar que el abusador por lo general lo hace en varias fases:
Inicio o «enganche». Es cuando el abusador logra establecer con su víctima un primer nivel de acercamiento y se asegura que ésta no contará a nadie el contacto establecido. En esta fase el niño o niña, dependiendo de la edad que tenga, está confundido y no entiende exactamente lo que está ocurriendo. Algunas niñas han expresado que sentían incomodidad, aunque no entendían de lo que se trataba.
El abuso comienza como un «juego sólo entre los dos» «un secreto sólo entre tú y yo» y también con promesas de dulces o dinero. Sin embargo, tampoco hay que olvidar que los niños y niñas carentes de afecto, muchas veces callan el abuso por no perder el afecto del abusador.
Continuidad. Una vez asegurado el silencio de la víctima, el abusador tratará de buscar más y más ocasiones para estar juntos, aumentando el abuso sexual, pudiendo llegar hasta la penetración.
En esta fase puede ocurrir que el niño o niña, si ya tiene suficiente edad como para darse cuenta, no quiera quedarse con el abusador. Cuando la madre o padre le preguntan la razón, no da explicaciones porque el abusador ya ha logrado de alguna manera asegurar su silencio. (Este silencio es un signo a tomar en cuenta en caso de existir sospecha de abuso).
Evidencia o confirmación. Puede darse de improviso, cuando el abusador es sorprendido o porque la víctima cuenta lo que le ocurre.
En estos casos, no hay tiempo para pensar con tranquilidad y es difícil manejar adecuadamente la situación. La familia tiene mucha rabia y las reacciones se dirigen hacia el violador pidiendo sanción o castigo. Hay que considerar que la persona, ya sea niño o niña, necesita ayuda y hay que asegurarse que reciba tratamiento médico, psicológico y espiritual necesario y sobre todo comprensión, seguridad y afecto.
Como padres y adultos, tenemos la obligación como la primer referente emocional de crear en nuestros niños Seguridad y Autoestima, que son las claves para frenar el abuso sexual, ya que cuando el niño o la niña se siente amado no caerá fácilmente ante conocidos que simulando el afecto que necesita, abusen de él o ella. La seguridad permite que el niño o niña recurra a alguien de confianza para decirle lo que le pasa. La autoestima hace que la niña o el niño se sientan valioso.
La autoestima se construye desde que estamos en el vientre materno, nuestros padres son los primeros y luego la sociedad en contribuir a la formación de nuestra autoestima, pero la historia indica que somos los padres algunas veces que creamos esa baja autoestima con insultos, castigos, apodos que disminuyen la seguridad y autoestima y hacen que luego sea más difícil la defensa de sus derechos.
Algunas medidas de prevención:
- Hablar con nuestros hijos sobre las partes del cuerpo, con su nombre exacto, no inventar o poner apodos, para
- que los niños puedan identificar sus partes íntimas e indicar que son personales y que nadie les puede tocar.
- Aconsejar e indicarles que deben hacer cuando sientan ellos que están en peligro
- No dejarlos solos en casa y saber perfectamente bien con qué persona deja a sus hijos.
- Saber con quién se relaciona su hijo en escuela, barrio, amigos, dónde y con quién están
- Revisarlos físicamente de manera continua más en edades pequeñas, poner atención a enrojecimientos, infec
- ciones urinarias, dolores abdominales, dolor al orinar o defecar.
- Comportamientos atípicos.
- Crear el sentido de seguridad y autoestima en los hijos.